Se da por comenzado este nuevo espacio cybernético que no espera ser obra cumbre, pero sí llegar por lo menos a algún ser viviente. Y se lo hará con una nota de opinión acerca de un tema que está circulando por diversos lugares.
Si usted fue a la cancha este último fin de semana o cruzó la 9 de Julio, probablemente lo distrajeron las calcomanías o algún cartel gigante con el emblema «Fútbol: deporte nacional». Esta campaña de Topper tiene como fin juntar firmas para que el fútbol sea declarado deporte nacional (valga la redundancia, leer el slogan ya lo dice todo) tal como lo es el pato según el decreto Nº 17.468.
A continuación, los argumentos en los que se basan para llevar a cabo la propuesta:
• Argentina fue Campeón del Mundial en 1978 y 1986. Subcampeón en 1930 y 1990.
• Diferentes equipos argentinos se alzaron con la Copa Libertadores 22 veces.
• Equipos argentinos fueron ganadores en 9 oportunidades de la Copa Intercontinental y llegaron a la final otras 9 veces.
• 62% de los hombres entre 13-75 años son fanáticos (van a la cancha regularmente) o miran fútbol por TV como algo habitual. (Falso. Error de tipeo de la gente de Topper, quiero creer. De este 62%, por lo menos un 20% son mujeres. Es comprobable mirando las tribunas de cualquier cancha.)
• El 70% de los jóvenes de 13 a 19 años, juegan al fútbol habitualmente. (Ojo, de «LOS». Según ellos «LAS» no lo hacen.)
• Argentina es reconocido como semillero del mundo.
No sólo se omite la presencia femenina en el fútbol, tanto de jugadoras como de aficionadas. También olvidan a los Dogos (Selección Gay) y los Murcielagos (Selección de no videntes), quienes fueron campeones mundiales (entre otros títulos) peleando desde abajo y sin el apoyo masivo con el que sí cuentan los deportistas profesionales.
Por otra parte, que el fútbol sea el deporte más amado y jugado por los argentinos, no lo niega nadie. Es también el que más deportistas federados tiene. Pero, ¿deporte nacional?.
No importa cuánta gente practique pato hoy en día, ese es el deporte argentino. El football es inglés. Hay que saber reconocer las cosas. A sacarse el sombrero ante aquellos marineros británicos que allá por el siglo XIX bajaban de los barcos pateando una pelota y le presentaban al pueblo argentino una pasión que los acompañaría hasta hoy, al día de su bicentenario, y contando.
Estamos enamorados del fútbol y somos correspondidos, sí. Pero aunque duela, no es nuestro. No es bueno apropiarse de lo ajeno.